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Cajón desastre

Breves Relatos: LE CAFE MARTIN

Breves Relatos: LE CAFE MARTIN

Sus encuentros transcurrían ante dos tazas de humeante café. Su aroma los envolvía en una neblina fragante que los transportaba a un mundo sin dimensiones en las que sentirse atrapados, sin magnitudes precisas que los limitaran. Ante dos tazas de café  humeante en Le Cafe Martin se les escapaba el tiempo y se diluía el espacio al abrigo de la conversación. Le Cafe Martin era su espacio y era su tiempo, fuera ya no había nada que pudiera interesarles. Ése era el lugar donde eran ellos, donde no había reservas ni pudores, donde lo más recóndito de cada uno afloraba sin freno ni medida. Hablar. Qué hermoso era hablar en ese lugar que tenían como propio, en ese acogedor y exclusivo Cafe creado por y para ellos.

Fuera transcurrió el tiempo. Y se les coló por alguna rendija de silencio. El tiempo invadió Le Cafe Martin y ya nada fue lo mismo. Se les coló por alguna rendija de silencio el espacio y tomó sin asedio previo Le Cafe Martin, y ya nada volvió a ser lo que era. Las dimensiones reales cubrieron su mundo sin dimensiones ni límites y lo destruyeron. No supieron evitarlo. ¿No quisieron? Tal vez pensaron que, a pesar de todo, de todos modos ocurriría... Siempre les quedaría el poso de tristeza, nunca les quedará París.

6 comentarios

Raquel -

Un buen café es muy parecido a...

anonimo -

Un cafe, con buena compañia, puede ser sublime. De hecho el café es secundario si hay buena compañia...

Raquel -

Todo influye. De todas formas el encanto es algo muy subjetivo, para unos es encantador algo a lo que otros no le ven la gracia por ningún lado.

xOsse -

... y que importante es el lugar. Para sentirse tan agustito no sólo es suficiente el café y la compañía, el entorno es muy importante.

Raquel -

Sí, el café es el leit-motiv de mi vida y de alguna otra.
Y casi estoy por hacer una encuesta a los amigos que me leen: me parece que todos dirían que les gusta el café.

anonima -

Para los enamorados e incluso para los buenos amigos, el tiempo no pasa cuando se charla.
¿Qué mejor lugar que un café?