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Cajón desastre

"EL CÓDIGO DA VINCI" o la saturación

Ayer mismo terminé de leer (más bien de devorar) "El código Da Vinci". Aún estoy intentando procesar la sobrecarga de información que he recibido de ese montón de páginas llenas de misterios, claves, códigos, sociedades secretas y no tan secretas, conocimientos artísticos, crípticos y realidades documentadas para ambientar convenientemente una trama que había de resultar verosímil hasta conseguir que el lector se plantee si está leyendo una novela, un documento histórico novelado, una mezcla de ambas cosas o qué es lo que realmente ha seguido con avidez. Porque un valor indiscutible de esta obra es su capacidad para enganchar al lector desde el primer momento, como indiscutible es la verosimilitud entendida como valor literario. Ahora mismo no estoy en condiciones de realizar una crítica o comentario literario, no sé si he leído tan ávidamente una buena novela o sólo una narración apasionante pero realizada con técnicas que no pasan de trucos fáciles. Emplazo al posible lector de este artículo a una nueva entrada en la que me comprometo, una vez repuesta de la impresión, a realizar el mencionado comentario crítico.

Lo que si es cierto, en cualquier caso, es que esta obra no deja indiferente a nadie.

2 comentarios

Autora -

Indiscutiblemente, no es un tema nuevo, pero la maestría del autor para enganchar al lector en la trama es indiscutible. De esas otras novelas que mencionas, he leído "El último merovingio" y no tiene esa capacidad tan marcada.

Anónimo -

La gran polémica de esta novela ha sido por el tema que trata. Pero no debemos olvidar que éste no es un tema, ni nuevo, ni original (al autor se le llegó a acusar de plagio).
He leído muchas novelas sobre la búsqueda del Santo Grial, los Evangelio Apócrifos, la Virgen... todos tienen algo en común: el "enganche" que producen en el lector y además, la novela policiaca, encubierta, en todas ellas.